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El mármol que nació en Maldonado y brilla en Montevideo: la historia del Palacio Legislativo

Un presidente y una decisión estratégica

En 1906, con la colocación de la piedra fundamental, el presidente José Batlle y Ordóñez marcó el rumbo de la obra. Su decisión de utilizar mármol uruguayo fue tanto un desafío estético como político: demostrar que el país podía levantar un edificio monumental con recursos propios. Esa elección recayó en la cantera de Nueva Carrara, un rincón cercano a Pan de Azúcar donde la piedra era tan sólida y bella que rivalizaba con la célebre Carrara italiana.

El esplendor de Montevideo

Hoy, recorrer el Palacio es adentrarse en un museo vivo. Sus salones, como el Pasos Perdidos, combinan mosaicos, vitrales y esculturas, todos sostenidos por el mármol de Maldonado. Declarado Monumento Histórico Nacional, el edificio abrirá sus puertas este año con visitas especiales y exposiciones para recordar los 100 años de su inauguración.
Con motivo de su centenario, el Palacio Legislativo estrenó recientemente un sistema de iluminación LED de última generación, capaz de proyectar distintos colores y realzar la majestuosidad de su fachada neoclásica al caer la noche. Esta nueva propuesta convierte al edificio no solo en un ícono histórico y político durante el día, sino también en un atractivo turístico nocturno, invitando a contemplarlo bajo una luz renovada que resalta cada detalle de su arquitectura.

El viaje hacia la cantera

Desde Montevideo, basta con tomar la Ruta Interbalnearia para llegar en poco más de dos horas al origen de esas piedras. En Nueva Carrara, la explotación minera dejó un paisaje inesperado: una laguna de aguas cristalinas encajada entre paredones blancos y grises. Un mirador con piso de vidrio permite observarla desde lo alto, en un entorno que combina naturaleza y memoria industrial.

El pueblo fantasma que nació del mármol

Junto a la cantera se levantó un poblado que también llevó el nombre de Nueva Carrara. Allí vivieron más de mil trabajadores, muchos italianos, que convirtieron la piedra en arte. Hoy, entre ruinas cubiertas de vegetación, todavía se distinguen antiguas casas de piedra, hornos de cal y un cementerio olvidado donde las lápidas guardan apellidos en español e italiano.
Este “pueblo oculto” se mantiene fuera de los circuitos turísticos tradicionales, lo que lo convierte en un rincón mágico y silencioso, perfecto para los viajeros que buscan experiencias diferentes.

Un recorrido para descubrir

El itinerario ideal combina ambos mundos:
Mañana en Montevideo: visita guiada al Palacio Legislativo.
Almuerzo serrano en Pan de Azúcar: cordero, pastas caseras o platos típicos.
Tarde en Nueva Carrara: mirador, laguna y recorrido por el antiguo poblado.
El contraste es único: de la solemnidad del Parlamento a la calma de un paisaje serrano que guarda secretos del pasado.

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